viernes, 29 de abril de 2016

DERIVA POR SIGÜENZA

Todo comenzó siendo una excursión normal y acabó transformándonos interiormente.
Para poder meternos más en la piel de Blancanives y la madrastra, decidimos ir vestidas así. Cada una lo eligió libremente y mi decisión fue ir de madrastra, ya que no me encontraba con fuerzas suficiente como para llevar un color tan chillón como llevarían las Blancanieves. Además siempre estoy en la postura de que ni el malo es tan malo, ni el bueno es tan bueno; incluso tenemos que aprender a apreciar lo malo ya que si no conociéramos lo malo nunca valoraríamos lo bueno. Por lo tanto decidí ir de la bruja malvada que debía perseguir a su Blancanieves.

Al comienzo de la errancia, nos hicimos una pregunta interna. En un principio no pensaba que iba a poder responderla, pero una sincronía fue lo que me hizo hallar respuesta. ¿Qué puedo y debo mejorar para sentirme mejor conmigo misma?
Prefiero dejar la intriga y relatar primero nuestra aventura por SigÜenza.
Digo aventura, porque vivimos muchas sincronías relacionadas con la película de Blancanieves y también muchas otras a nivel personal.

La primera parada que hicimos fue para comer. En este momento, apareció un curioso barrendero que parecía totalmente el enanito gruñón, y no sólo por su carácter, sino por el gorro verde que llevaba.
Después, íbamos explorando un poco el pueblo y de repente me encontré a mi Blancanieves. Pero como era la primera vez que la veía simplemente le di un aviso.

Otra de las sincronía fue una manzana aplastada que encontramos en el suelo. Curiosamente nos la encontramos cuando íbamos las tres brujas solas… ¿Casualidad?
No sé. Lo que sí fue realmente casualidad fue el hecho de encontrarnos varias casas que parecían abandonadas a simple vista, con la puerta semiabierta y con el número 11. Lo más gracioso, es que nos pasó tres veces, y en distintos lugares del pueblo.



Nuestro camino continuó hasta llegar al castillo, donde nos sentimos como unas princesas desorientadas ya que no encontrábamos la entrada. Aprovechamos el momento para echarnos alguna que otra foto y así tener el recuerdo.





 Una vez que entramos, vimos una fuente en la que tiras una moneda y pides un deseo. Así lo hicimos y espero con todas mis fuerzas que se cumpla.






Al salir del castillo, ya para regresar al punto de encuentro, encontré el objeto que dio respuesta a mi pregunta.
Un palo. Os puede parecer extraño, pero me transportó a momentos memorables vividos con mi familia en algún pueblo, campo… en los que mi padre siempre encontraba un palo y decidía caminar como él. Lo ha hecho siempre desde que yo era pequeña, y me trae realmente buenos recuerdos de mi infancia. Pues bien, decidí coger el palo y no perder la costumbre de mi padre. 




Esto me hizo darme cuenta de que hay un aspecto que realmente debería cambiar y es el valorar mucho más a mis padres y saber agradecerles todo lo que siempre han estado haciendo por mí. Muchas veces no valoramos las cosas hasta que las perdemos, y creo que para no lamentarnos cuando ya no estén deberíamos de agradecerles día a día y de saber decir te quiero, de saber dar un abrazo en momentos que nos apetezca, sin ningún motivo en especial. Me arrepiento mucho de eso, y voy a comenzar un camino en el que me voy a esforzar al máximo por conseguirlo, porque los padres son únicos, y son un tesoro muy valioso que los hijos debemos cuidar.







Por último, antes de volver, nos reunimos todos en el punto de encuentro y fue un momento realmente bonito. Creo que no sólo a mí, sino que a todos nos agradó, ya que tuvimos la posibilidad de conocernos todos un poco más y de formar una piña en la que todos y cada uno de nosotros aportamos un granito único e irremplazable.
Al poco tiempo llegó Pilar y Mónica que nos realizaron su ritual para despedirnos. Primeramente Mónica nos hacía sentir heroínas por un día, otorgándonos una insignia tras contarle alguna hazaña nuestra cotidiana. Mi experiencia personal fue muy bonita, de hecho me emocioné y no pude casi ni acabar de contarla. Yo creo que el darme cuenta de que muchas veces he ayudado a personas más de lo que pensaba me llenó de alegría y me  emocionó. Después, Pilar nos transmitía el fuego, que gracias a nuestra fuerza interna lo manteníamos. La fuerza interna que nos permite hacer el bien y el mal, pero que es diferente en cada uno de nosotros, y únicamente nosotros podemos cuidarlo y conseguir que nunca se apague.


Antes de acabar, me gustaría dar las gracias a todas las personas que han hecho posible que vivamos esta experiencia y que descubramos cosas de los demás y de nosotros mismos que todavía no conocíamos.
La vida va pasando, y son los momentos y los recuerdos los que se van quedando grabados en nuestra memoria y en nuestro corazón; así que disfrutemos cada momento como si fuera el último día de nuestra vida porque nunca más volveremos a vivirlo.

Estamos recorriendo un largo camino en el cual estamos aprendiendo día a día, y este día para mi ha marcado un comienzo y un cambio de actitud para valorar todo aquello que apreciamos pero no somos capaz de mostrar  y agradecer abiertamente.


MÁS ALLÁ DE LA PINTURA

Esta clase ha sido realmente especial para mí ya que nos ha hecho abrirnos como seres sentimentales que somos.
Generalmente tenemos los sentimientos reprimidos, y quizás por miedo, o por el qué dirán no somos capaces de expresarlos de la manera que realmente nos gustaría. Esto es un grave error ya que puede perjudicarnos a nosotros mismos enormemente.
Como futuras maestras creo que debemos concienciarnos de eso y ser nosotras las primeras que demos ejemplo de ello.

La actividad que hemos realizado nos ha ayudado mucho, o por lo menos a mí. Primero estábamos un poco “cerradas” o no nos dejábamos fluir lo suficiente ya que la única tarea que teníamos era la de no pensar. Y aunque suene raro, pero muchas veces somos incapaces de no pensar y hacer las cosas dejándonos llevar por los sentimientos. Teníamos que pintar de la forma que quisiéramos, creando texturas, sin pensar, sólo fluyendo, sólo sintiendo.

El primer dibujo que hicimos me dejó muy mal cuerpo ya que esta semana no es que haya sido una de las mejores de mi vida, me han pasado una serie de cosas que me han afectado bastante emocionalmente y creo que se ha visto reflejado en mi dibujo. Fue bastante curioso que mi emoción fue cambiando a medida que iba dibujando, ya que al principio todo lo que sentía era tristeza, y así lo iba reflejando, pero poco a poco me fue saliendo la rabia, el enfado, la ira… y se transformó repentinamente.
Llegó un momento que ya me dejó agotada y tuve que parar.
Pilar me hizo reflexionar gracias a sus palabras. Me ha hecho ver que por lo general ocultamos esos sentimientos porque sabemos llevar mejor socialmente la tristeza que no la ira. Y gracias a esta pintura he podido desahogarme y me ha hecho reflexionar sobre mi situación actual.
Pero sin duda alguna, la frase que más me removió fue la siguiente: “LA MAYOR FORTALEZA SE CONSIGUE ACEPTANDO LA FRAGILIDAD”. Es chocante pero es la pura verdad. Me parece que está totalmente relacionado con una reflexión que tuvimos acerca del proyecto de Blancanieves, y es que “NO PODEMOS SER CAPACES DE VALORAR LO BUENO SIN HABER CONOCIDO LO MALO”.
No sé a vosotros, pero a mí me ha dado mucho que pensar y me ha hecho replantearme bastantes cosas.




Pero bueno, no nos quedamos con ese mal sabor de boca. Como la mayoría de nosotras sacamos sentimientos negativos y nos habíamos apagado un poco, decidimos hacer otro dibujo en el que intentaríamos sacar un sentimiento positivo de dentro. Y aunque se puede ver que algo del sentimiento negativo queda, pero la esperanza de poder cambiar esas malas sensaciones fue transmitida entre todas para poner cada una nuestro granito de arena y así poder salir de clase con una sonrisa en la cara.
Me ayudó muchísimo a cambiar mi estado anímico de un momento para otro. Pero creo que también ayudó bastante el hecho de abrirnos todas y contar nuestra situación emocional, empatizar, entendernos, apoyarnos y ayudarnos. Se formó un ambiente bastante acogedor y cálido que te permitía sacar sentimientos positivos sin ninguna dificultad. Y por todo ello le tengo que dar las gracias a Pilar y a las compañeras que formaron parte de ese momento tan bonito para mí.





jueves, 28 de abril de 2016

DIA DE LA TIERRA. INVERNADERO CASERO.

El pasado día 22 de abril fue el día de la Tierra. Con este motivo mi hermano y yo decidimos hacer un invernadero casero y me gustaría compartirlo con vosotros por sí queréis hacer uno en vuestra casa ya que es muy sencillo de hacer.  Es una manualidad que pueden hacer los niños con ayuda de los adultos.


Para empezar, los materiales que utilizamos para hacerlo fueron:

-Un tupperware (el típico de plástico) de un tamaño más o menos grande y que incluya tapa.
-La tapa de plástico de una huevera.
-Alambre fina.
-Pajitas.
-Celo, pegamento o cola fuerte.
-Papel de plástico transparente (el que se usa para forrar los libros escolares).
-Tijeras y cutter (el cutter utilizado por los adultos).
-Tierra.
-Semillas o plantas.




Con estos materiales vamos a realizar nuestro invernadero casero. Es recomendable hacerlo sobre una superficie plana como por ejemplo una mesa.

En primer lugar, vamos a coger el tupper, sin tapa, al que le haremos unos agujeros en los laterales para poder enganchar el alambre. Esto lo haremos con el cutter y le pediremos ayuda a un adulto. Mi hermano y yo hicimos en nuestro invernadero 3 agujeros en cada lateral del tupper ya que nosotros hemos puesto 3 alambres pero cada uno puede poner los que considere necesarios. Una vez hechos los agujeros introducimos por  cada uno de los laterales un trozo de alambre que lo sujetaremos haciendo un nudo en el propio alambre o si no podemos intentar pegarlo con pegamento o cola fuerte.

Con el alambre atado en uno de los laterales del tupper introduciremos pajitas para evitar que se vea el alambre aunque esto es opcional. Con el alambre haremos un arco alto que bajaremos hasta el otro lado del tupper y haremos el mismo proceso que antes, introduciendo los tres alambres por sus correspondientes agujeros y lo ataremos.

Llegados a este punto, introduciremos tapa de la huevera dentro de nuestra base, el tupper, sobre la que depositaremos la tierra.

Una vez que tenemos la base de nuestro invernadero, vamos a utilizar el papel de plástico transparente, que utilizamos para forrar los libros, para cubrir lo que hasta entonces habíamos hecho y lo pegaremos a la base con celo o pegamento por tres de los laterales de la base.

En el cuarto lateral de nuestra base vamos a hacer una puerta con la tapadera del tupper. Pidiendo ayuda a un adulto, con el cutter se recortará una puerta en el centro de la tapa, limando las partes recortadas para no hacernos daño cada vez que abramos o cerremos la puerta de nuestro invernadero.

Una vez hecho esto, sujetaremos la tapadera del tupper con nuestra puerta hecha sobre nuestra base pegándola con pegamento fuerte o con bastante celo y a la vez pegaremos alrededor de la puerta el resto de papel transparente  (de forrar libros) para que quede totalmente cerrado.

Ahora podemos introducir la tierra y nuestras semillas o plantas a través de la puerta.







Volviendo al día de la Tierra, como en clase estamos tratando el tema de Blancanieves (que no  tiene mucho que ver con los invernaderos pero sí con la naturaleza) ésta usa la naturaleza para escapar de la malvada. Es decir, cuando huye y la persigue el cazador, Blancanieves huye a través del bosque o campo (naturaleza), donde se encuentra con los enanitos. Además, Blancanieves interactúa en el cuento de Disney con los animales y está en contacto diario con la naturaleza. Asimismo, la manzana que le da la malvada antes de ser envenenada perteneció a la naturaleza ya que creció en un árbol.



La Tierra es muy importante y debemos cuidarla entre todos ya que gracias a ella vivimos.  No solo debemos acordarnos de la naturaleza el día 22 de abril sino que debemos hacerlo todos los días.


“Hay un libro abierto siempre para todos los ojos: la naturaleza.” – Rousseau.