Un mándala es un símbolo muy especial,
no solo porque es de las primeras cosas que dibujan los niños, sino porque es
el reflejo del alma. Eso es lo que estuvimos haciendo en la última clase de
Educación artística, mándalas, y no mándalas cualquiera sino mándalas de
chocolate, delicioso.
Nunca me había propuesto hacer un
mándala, de hecho hasta que no llegué a esta clase ni siquiera sabía lo que era
y lo cierto es que disfrute un montón. Dicen que para hacer un mándala debes
dejar fluir lo que tienes en tu interior, y que aunque lo haga una misma
persona un mándala nunca será igual porque como fluya este depende de tu estado
de ánimo.
Supongo que mi estado de ánimo en esta
clase era muy bueno porque mi mándala salió precioso, y sobre todo lleno de
buenas vibraciones, por eso estaba tan rico y a pesar de las toneladas de
chocolate, miel, leche con densada etc, que tenía me sentó genial y no me dio
dolor de tripa.
Esta es una foto de mí mándala:
Esta es una foto mía con mí mándala:
Según nos dijo la profesora todos
tenemos un mándala en nuestro interior, en el centro del cuerpo, y ese mándala
es nuestra zona de vulnerabilidad, desde que nacemos esta resentido y lleno de
heridas, en carne viva y eso es porque desde que nacemos no dejamos de sufrir,
y justo al centro de nuestro alma es donde se guardan todas nuestras heridas.
Hay quien pone miles de barreras y se
convierte en una persona impenetrable para que nadie pueda llegar al centro de
su alma y así evitar sufrir, pero ¿realmente eso sirve de algo? Conocer tu
interior y que los demás lo conozcan no es malo, peor para poder llegar a ello
hay que sufrir y yo creo que no es malo sufrir en la vida, porque sufrir no
solo te hace más fuerte, sino que también te hace más humano, más auténtico, cuando
sufres eres capaz de comprender mejor el dolor ajeno y eso te convierte en una
mejor persona.
También hay personas que a raíz de que
han sufrido mucho comienzan a ponerse esas barreras en el cuerpo, pero
realmente si ya han sufrido no les va a servir de nada porque ese dolor ya lo
tienen dentro, y no va a desaparecer por muchas barreras que pongan.
Yo hace tiempo que descubrí mi
mándala, lo que hay en el centro de mi alma, y es mi niña interior, una niña
feliz, sin problemas, sin complejos y sin complicaciones. Una niña que vivía y
disfrutaba de la vida, que no conocía el miedo ni el dolor, que solo sonreía
todo el tiempo y a todo el mundo, una niña que deje de ser hace años, pero que
sigue dentro de mí y de vez en cuando aflora a la superficie y me permite
disfrutar de nuevo de la vida, como si no existiesen los problemas y todo
pudiera ser verdaderamente feliz.
Esta fue la mejor época de mi vida, hasta los
6 años, cuando la inocencia recorría mis venas, tal vez por eso decidí hacerme
profesora de educación infantil, porque creo que no hay nada más auténtico y
más maravilloso que la infancia y disfrutar de ella al máximo; eso es lo que
quiero que hagan mis futuros alumnos, que disfruten de la vida y sean lo más
felices posibles.
Esta es una foto mía de cuando era una
niña, era la más feliz del mundo únicamente comiendo un helado:
Muy bonita tu niña interna Ainhoa
ResponderEliminarque cosita ainhoa!!! Para comerte soy belen
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