domingo, 3 de abril de 2016

Unos circulitos muy especiales


Decidimos en clase realizar unos mandalas de chocolate, la verdad es que en un primer momento la idea me pareció genial, pero en realidad, fue simplemente por el hecho de jugar con la comida, el chocolate y divertirnos un poco. Porque la verdad que, aunque si había oído hablar de ellos, no sabía bien cuál era su utilidad ni toda la carga de significado que estos tenían.

Por tanto me puse a buscar sobre ellos y encontré que según el investigador Jung los mandalas poseen un poder extraordinario, porque son imágenes sagradas que representan la psique integrada: el objetivo que todos nos esforzamos por conseguir. Consideraba los mandalas como una representación arquetípica del subconsciente colectivo y también útil para la interpretación de los sueños.

La sencilla actividad de colorear mandalas pone en funcionamiento mecanismos físicos, mentales y psicológicos.

A nivel psicológico los mandalas nos ayudan a la activación conjunta del hemisferio derecho de nuestro cerebro (involucrado en la creatividad, el sentido artístico, la imaginación, la intuición y lo global) y del hemisferio izquierdo (por el proceso secuencial, preciso, metódico y detallista de la estructura de sus representaciones). Por lo que son un buen instrumento para facilitar el equilibrio psicológico.

La contemplación de un mandala es también una técnica muy poderosa utilizada para la meditación.

Así que el uso de los mandalas nos puede aportar innumerables beneficios en diversos aspectos de nuestra vida, tanto a nivel físico, psicológico y emocional como en nuestro lado más creativo y espiritual.

Yo la verdad que no pensé mucho lo que quería hacer, pero es verdad que tenía una idea. Ya he hablado de la relación tan especial que he tenido siempre con mi hermana y mi madre por nuestras circunstancias y nosotras tenemos un tatuaje que nos queremos hacer las tres, el cual, casualidad o no, es un mandala hecho con nuestras iniciales “C”, “P” y “V”. Entonces quise encaminar este esto tan especial por este camino y representar ese tatuaje en esta oblea. Aunque en realidad luego no me quedo nada bien, no me importó mucho porque yo sabía que para mí era especial.

La verdad es que la experiencia fue genial, nos lo pasamos muy bien, comimos mucho, nos reímos. Hubo una situación en clase muy graciosa en la que una chica dejo que la dieran en la cara con uno de los mandalas de chocolate, fue un momento muy gracioso que seguro no se nos olvidará.

 Además al final es una forma más de conocer al resto de compañeros y cooperar entre nosotros, ya que unos traen cosas que a otros les gusta y se las pide, quiere probar, nos vemos unos los trabajos de otros y comentamos. Por tanto también pienso que enriquece al grupo y hace que mejore nuestra relación.




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